Las tipografías Serif se distinguen por sus adornos decorativos o acabados que aparecen en cada una de las letras de este tipo.
Normalmente se usa en textos impresos más o menos extensos, como libros, periódicos, revistas, etc., puesto que el ojo sigue la línea horizontal de los remates o serifas, es decir, por donde se mueve la vista a la hora de leer.
Las tipografías Sans Serif, o también llamadas “de palo seco”, las letras no tienen acabados en los bordes, acaban rectas, son más minimalistas.
Las solemos utilizar más en el ámbito digital. Se ajustan mejor a la resolución de las pantallas, aunque también se utiliza para titulares, portadas o pequeños bloques de texto.